Curriculum y Diseño

.- Dos rios y dos caminos: Curriculum y diseño

El trabajo con los educadores de Sucre nos obligó, bien pronto, a poner por escrito los caminos educativos tenidos y los emprendidos, tal vez sin saberlos. Volvió a aparecer ante nuestras vidas dos senderos bien separados en dirección. El pensamiento producido alrededor del fenómeno educativo era, más o menos, manipulador. Imposible el curriculum sin dirección. Imposible la dirección sin control. Imposible el control sin dominación. Sea que el modelo curricular o el diseño formativo sea estructurado o flexible, lo que no se sometía a juicio jamás, al interior de ese discurso, era la necesidad de tal presencia curricular. No parece ni lógico ni ajustado plantar un camino antes de recorrerlo. Como resulta extrañísimo un diseño anticipador del futuro de espaldas al presente y al vivir de nuestra gente. Levantamos con el libro el mismo polvo que ese tema levantó en nosotros. El polvo del disgusto. Nadie puede sentir gusto al leer los diferentes mecanismos - sutiles o no - de someter a la gente y de lograr su aceptación. Pero más difícil resulta re-estudiarlos y escribirlos. En el fondo nunca abandonamos la convicción que nos llevó a escribir el libro: todo la bibliografía sobre el tema, como el tema mismo, produce escozor. A quien no le produzca esa sensación, no está hecho de hebras éticas. Nadie pudo, de nuevo, dar razones de su rechazo; tan sólo reacciones viscerales. Eso es signo de salud.
Este libro, más que todos los demás, se topó con una dificultad grandísima. Similar a la que se presenta cuando se trabaja con sustancias contaminantes. Cuando se quiere brindar la pureza de lo propio, nunca se puede estar absolutamente seguros de tal cosa. La cercanía entraña peligros. Eso despertó dos actitudes investigativas: vigilancia y lucha. Vigilancia de lo externo para refrenar su tránsito hacia el interior. Lucha por arrojar de la vida las armaduras disecantes. Esto lo confesamos y sugerimos el examen de conciencia.
Si en los esfuerzos anteriores fue relativamente fácil deconstruir y distinguir, salvando lo salvable del edificio, ahora poco parecía poder servir siquiera como arena pulverizada. No engañamos. Advertimos con fuerza de la extranjería de esos marcos de pensar educativo. Sugerimos registrar lo que hacíamos - sin idealismos - en otra dirección educativa. Lo que hacíamos - en los talleres y en los cursos a distancia de la Universidad - en este modo formativo nos alejaba del curriculum establecido. Pero como el lenguaje tenido y la comunicación nos exigían el uso del acervo común, dirigimos nuestro esfuerzo a resignificar, fundamentalmente, las palabras, vocablos y concepciones. Sólo los advertidos pudieron notarlo.
En este caso, fueron los educadores los más beneficiados ante un texto compilado, didáctico y claro.

LOPEZ A.-RODRIGUEZ W., Et all., ¿Psicología del Aprendizaje?, Ced, Cumaná 1996.

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