PRESUPUESTO PARTICIPATIVO MUNICIPAL
Los
malos gobiernos son considerados una de las principales causas de los
trastornos que aquejan a nuestras sociedades. Según el desempeño de estos
gobiernos muchos problemas sociales pueden alcanzar niveles críticos, como el
deterioro de los servicios públicos, la
inseguridad, la inflación, el desempleo, otros; generando una fuerte insatisfacción en la
sociedad y haciendo cada día más lejanas las esperanzas de la gente. Tener un
buen gobierno, es la expectativa razonable de toda sociedad. Un buen gobierno
para serlo debe necesariamente caracterizarse por la promoción de la participación
ciudadana, la transparencia en la gestión
y la rendición de cuentas de manera pública. Pero también, debe
comprometerse en la lucha contra la corrupción, y hacer énfasis en el desarrollo humano, tomando en cuenta la opinión ciudadana a la
hora de tomar las decisiones en los asuntos públicos.
En
el contexto venezolano, a raíz de la nueva
Constitución Bolivariana de la República de Venezuela del 1999, y en el espíritu de alcanzar el ideal de
los buenos gobiernos, se introducen varias propuestas de participación
ciudadana en la gestión pública que persiguen este fin. Decimos propuestas
porque en la práctica, aún no resultan obligantes para los gobiernos, pues es
una cuestión de voluntad política.
La
carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública,
aprobada por la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Administración
Pública y Reforma del Estado, de El
Salvador en Junio de 2008, y que luego
fue adoptada en la XVIII Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estados y de Gobierno en Octubre del mismo año y en
la misma ciudad, señala sobre la Participación ciudadana para la mejora de la
calidad en la gestión de gobierno lo siguiente: “La Administración Pública desarrollará mecanismos de participación
ciudadana a lo largo de todo el ciclo de las políticas públicas. En particular,
a través de comités consultivos, o grupos de trabajo con ciudadanos y
representantes de la sociedad, foros, encuentros, jornadas de intercambio de
experiencias con otras instituciones o Administraciones Públicas y actividades
similares, o las encuestas de opinión y sistemas de recogida de sugerencias de
mejora y atención de reclamos” La
Calidad en la gestión pública es pues, un anhelo iberoamericano.
Siendo específicos en cuanto a lo señalado en el
marco legal venezolano sobre la participación, la Ley Orgánica del Poder Publico
Municipal en sus artículos 250,253, 262, 264 y 265, hace señalamientos
sobre los derechos de participación de los ciudadanos en la gestión local.
Sin
embargo, cuando se trata de derechos, y de la exigibilidad o reclamo de los
mismos, es fundamental que los titulares o portadores de tales derechos los
conozcan. Si no es así, no sirve de nada tenerlos escritos en las leyes. Más grave aún es tener
conocimiento de estos derechos y aún
así no creerse propietario de tales
derechos. Sólo cuando los ciudadanos se asuman como portadores de estos
derechos podrán reclamarlos o exigirlos. Por eso tener derechos no basta. Vale recordar, que
además estamos obligados constitucionalmente, según el artículo 132, a observar y controlar que se
cumplan los derechos humanos. Una
responsabilidad social que aún nos cuesta hacer cumplir.
Uno
de los mecanismos legales, señalados para la participación ciudadana es el
llamado “Presupuesto Participativo Municipal”, que en la práctica no ha
resultado tan participativo. La ley
señala el involucramiento de los ciudadanos en la formulación del
presupuesto municipal como requisito
para darle la característica de
participativo. Implica la apertura, necesariamente por voluntad política, de espacios públicos
abiertos para el dialogo deliberativo con
todos los ciudadanos, y no sólo con un sector poblacional. Aquí comienza
la primera dificultad. Si la disposición mental no reconoce sino bandos
confrontados, en lugar de ciudadanos
comunes con los mismos problemas, cómo un dialogo deliberativo puede ser
posible? Si la intención, en lugar de buscar juntos soluciones, es por el
contrario atizar las diferencias ideológicas, no será posible escuchar y
considerar otras visiones para la formulación de un real presupuesto
participativo, que se acerque a lo que todos los ciudadanos soñamos y queremos
para nuestro municipio.
El
presupuesto participativo se presenta como un proceso que permitiría que la
gestión municipal sea compartida y transparente, que el manejo de los dineros
públicos destinados a la inversión y obras públicas estén a la luz de todos. Y garantizaría que la inversión se haga en las
prioridades señaladas por misma gente, los mismos beneficiarios. Permitiría además generar mecanismos prácticos de
participación que fortalecerían el
desarrollo de la cultura del
protagonismo del pueblo en la función de gobierno. El presupuesto participativo resulta fundamental también para romper con las
barreras burocráticas que separan a la Sociedad Civil del Estado y de los
Gobiernos. Se constituiría además en abono para el desarrollo de una
ciudadanía activa y movilizadora en la exigibilidad de sus derechos.
Es
indudable que el ejercicio de un buen gobierno implica, necesariamente, una
clara y sólida base ética, y esto debe
formar parte constitutiva de una forma de hacer las cosas. El ejercicio de un
buen gobierno tiene como reto asumir la promoción ética como única posibilidad
de desarrollar instituciones sólidas, generadoras de confianza e integradas por
sujetos que representen modelos ejemplares de conducta y un correcto proceder
público. La poca atención prestada a la dimensión ética ha sido la responsable en gran medida de la
crisis de valores que nuestra sociedad experimenta de manera casi crónica, la
cual por cierto se expresa de manera especial en nuestras instituciones
públicas y en muchas prácticas y relaciones que se establecen entre el Estado y
la Sociedad en general. Por ello una apertura, con real voluntad política, a la
participación de los ciudadanos en la formulación, aprobación, ejecución y
evaluación del Presupuesto Municipal es
una ocasión para poner en práctica la ética pública, y fortalecer así este fundamental aspecto de la vida.
Autor: Simón Fuentes, Animador de Procesos Municipales
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