PRESENTACIÓN
La
etapa contemporánea de la
democracia venezolana se inicia en el año 1958, después de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez y
un breve período del gobierno de
transición de una junta cívico-militar.
El nacimiento
de esta etapa democrática está marcado por el
Pacto de Punto Fijo, un acuerdo de respeto a los resultados de las
elecciones de diciembre del mismo año y un pacto de garantizar la
gobernabilidad. Pacto formalmente instituido en la Constitución del año 1961.
En
1999, con la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, se
proclama la muerte formal de los 40 años
del Pacto de Punto de Fijo. Desde entonces han pasado
más de doce años.
Cada gobierno con cierta frecuencia, pero
sobre todo en coyunturas de contienda electoral, presenta sus logros con
indicadores macroeconómicos que las mayorías pobres escuchan, a veces sin
entender, y siempre con la sospecha de
que los gobernantes están hablando de otro país y de otra realidad distinta a
la de la pobreza estructural en que las mayorías venezolanas, y de un modo
especial, las mayorías sucrenses viven.
Más allá de los datos y cifras que muestran
avances o retrocesos, la realidad es
inocultable. Venezuela es un país muy
rico en recursos, donde vive una gran mayoría de pobres. Venezuela es un Estado
en el que, con los recursos de que
dispone - si fueran bien distribuidos con criterio de equidad y si fueran
políticamente finalizados a combatir las causas estructurales de la pobreza -
todas las personas podríamos acceder a
una vida digna. En consecuencia, las mayorías pobres no entienden,
cuando escuchan que Venezuela está tan bien, porque ellas siguen tan mal como
antes o peor que antes.
Esta inicua e históricamente inequitativa
distribución de la riqueza del país no ha sido - o no ha sido suficientemente –
impactada por las políticas de los cuarenta años de la democracia puntofijista
ni tampoco por los más de 12 años siguientes de la Quinta República. De modo
que, parafraseando a Bartolomé de Las Casas , podemos afirmar. Han pasado 40
años y más de una docena más que se “roban
y tiranizan y asuelan aquestas inocentes tierras”.
En más de 52 años de democracia el problema
de la pobreza no ha sido resuelto. Esta incapacidad de la democracia para
resolver la situación estructural de la pobreza atenta contra la misma
democracia. En la medida en que no resuelve sustantivamente la pobreza, la
democracia pierde legitimidad sustantiva pues, como decimos coloquialmente, no
se le ve el queso a la tostada.
Sin embargo, la no solución sustantiva de la pobreza no es atribuible a
la democracia sino a la deficiencia de democracia. La salida a la pobreza no se
encuentra ni en dictaduras ni en regímenes totalitarios o autocráticos, sino en
más y mejor democracia, La solución no
es la muerte de la democracia, sino la
construcción de una democracia distinta: “si es verdad que las democracias que tenemos son nuestro
problema, sólo a partir de ellas,
superándolas, podemos encontrar otra
democracia posible que sea la solución” (Souza Santos). La tarea es ardua y
parece imposible pero la historia
demuestra que “la humanidad no habría
logrado alcanzar lo posible si no hubiera insistido en lograr lo imposible” (Max Weber).
Son, sin duda alguna, muchas las causas que
estructuran esta persistente situación de pobreza de las mayorías. Pero hay una
causa sobre la cual es posible incidir en cada municipio: la distribución del dinero público del
municipio.
La inadecuada inversión del dinero
público no es la única causa productora
o reproductora de pobreza, pero sí es una causa
fácilmente removible y solucionable
en cada municipio con una indeclinable decisión política de la ciudadanía
y del Poder Público Municipal. Causa
que, eliminada, posibilita la disminución
de los niveles más básicos de pobreza de
los pobladores de los municipios.
En función de dar una dirección y un
impulso al ejercicio democrático del PRESUPUESTO PARTICIPATIVO MUNICIPAL
DELIBERATIVO presentamos estas láminas ilustrativas de la propuesta que Incide
ha elaborado a partir de experiencias iniciales promovidas en algunos
municipios del Estado Sucre.
Msc. Abilio López P.
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