NAVIDAD:
TIEMPO PARAFORTELECER LA SOLIDARIDAD Y RENOVAR LA ESPERANZA
“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales,
y lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el mesón (Lc 2,7)”.

En los próximos días celebraremos la Navidad. En medio de tantas cosas que nos distraen, no olvidemos que es tiempo para fortalecer la solidaridad y renovar la esperanza.

Es un momento especial para reafirmar, en nuestra vida cotidiana, que todos somos Hijos de Dios y, por lo tanto, todos somos Hermanos. En lo más profundo de nuestro ser, todos estamos llamados a vivir en fraternidad y con sentido de esperanza; no en enemistad ni en desilusión.

Pero, en la Venezuela y el Sucre de hoy, ¿qué significa e implica vivir en hermandad y con actitud de esperanza?

Ante todo, significa asumir la dignidad como un don; no hicimos nada para merecerlo; es un regalo humano y divino. Pero también es una tarea pendiente, es una realidad a construir, es un punto de llegada. Nacemos como un ser humano llamado a vivir con dignidad.

Pero para vivir con dignidad tenemos exigencias naturales, que se van convirtiendo en necesidades de vida, en valores, en principios éticos de convivencia yen derechos positivos que todo Estado debe garantizar de manera progresiva y sin discriminación.

A estas exigencias naturales, para vivir y desarrollarnos integralmente como personas y como sociedad, hoy día, los llamamos Derechos Humanos. De la dignidad germinal con la que nacemos se desprenden todos los derechos. Sólo con la vigencia de todos los derechos humanos la persona humana desarrolla su dignidad y se convierte en una persona dignificada.

Sin embargo, no es suficiente que los derechos estén proclamados y reconocidos en la Constitución y nos conformemos pensando que el Estado tiene la obligación y deber de garantizarlos. La pasividad, resignación y pesimismo no resuelven los problemas, ni permiten avanzar hacia la prosperidad.

Construir fraternidad implica también que los ciudadanos y las comunidades pasemos de la indignación a la acción. Sólo así es posible la reivindicación de condiciones dignas de vida. No basta con tener derechos y deberes. Es necesaria una ciudadanía consciente, formada, organizada y participativa que pueda hacer exigible y sostenible la vigencia real de todos los derechos humanos.

Sólo cuando optemos por la equidad, como camino e instrumento que privilegia a quienes padecen injusticia y desigualdad, avanzaremos hacia una sociedad justa e igualitaria en derecho y en oportunidades. Como ciudadanía estamos llamados a tomar decisiones solidarias, colocando como primero la satisfacción de las necesidades de las comunidades y sectores más desprotegidos. En la decisión cuando se favorece a los más pobres ganamos todos.
En este sentido, cuando nos esforzamos para que existan condiciones de una mejor vida para todos, especialmente para los más vulnerables, estamos trabajando, también, por la hermandad y solidaridad. Este camino es largo y arduo, de toda la vida, se necesita perseverancia, firme convicción y terca esperanza.
Sólo cuando tengamos la libertad de expresar lo que pensamos sin agresividad; sólo cuando escuchemos respetuosamente la opinión de cada quien, aunque no se comparta, sin atacar ni descalificar; sólo cuando asumamos el diálogo, la deliberación, como instrumento para construir consensos sociales en torno a intereses comunes; sólo entonces estaremos dando pasos hacia la fraternidad y la convivencia democrática.

Nunca es tarde para comenzar. Como diría el maestro Facundo Cabral: “¡Siempre se puede empezar de nuevo!¡Siempre!”
 TIEMPO DE REILUSIONARNOS
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 14)”.
Estamos viviendo tiempos difíciles,no sólo de crisis económica, sino también de valores. Pero hay cosas que no podemos cambiar por arte de magia, que no dependen de nosotros, pero otras sí, podemos cambiar nuestra actitud ante la vida, podemos reilusionarnos, volver a tener esperanza, ilusionarnos por lo que soñamos y anhelamos. La resignación no puede ser nunca una opción.
En esta navidad, animémonos a vivir al 100%, a tomar conciencia de que nosotros, y sólo nosotros, somos los responsables de la actitud con la que caminamos por la vida. Asumamos un optimismo inteligente, aprendiendo del pasado, disfrutando del presente e ilusionándonos por el futuro.
No dejemos de apasionarnos por cada cosa que hacemos. De nosotros depende si hacemos de nuestro trabajo un trabajo normal o un trabajo especial. De nosotros depende llegar a casa y ser una persona triste, amargada y cansada, o una persona cansada pero satisfecha, ilusionada y feliz porque hemos dado, un día más, lo mejor de uno mismo. No es necesario creer en supermanes ni en mujeres maravillas, cree en personas normales que dan lo mejor de sí mismas.
Animémonos a dar las gracias. Ser agradecidos es la principal característica de las personas felices. Comenzar a hacer las cosas buscando siempre la excelencia o, por lo menos, a intentarlo, a impregnar de amor y pasión todo lo que hacemos.
No perdamos la capacidad de disfrutar y sorprendernos por las pequeñas cosas. Llevamos la vida con tanto estrés que no disfrutamos de los pequeños -grandes-placeres y, muchas veces, esperamos a que se produzca una situación extrema para valorar lo cotidiano.
Y en cuanto al futuro, comprendamos que nuestras expectativas de futuro empiezan a funcionar en el presente. Por eso, no dejemos que nadie nos quite la ilusión, porque el futuro no es un lugar hacia el que estamos dirigiéndonos, sino un lugar que estamos creando.
Pero, ¡ojo! No es un optimismo ingenuo; se trata de ver la vida con objetividad pero no perdiendo tiempo en quejas estériles; de intentar arreglarlo en la medida de tus posibilidades y en ciudadanía. Valoremos y agradezcamos lo que va bien. Cuando lo estamos pasando mal hay que poner el doble de ilusión y de pasión, aunque sea muy difícil. ¿Dispuestos a intentar reilusionarnos?
En nombre de la Fundación Incide, felicitamos a todos los Sucrenses que, superando la apatía, el pesimismo, la resignación y la intolerancia, decidieron dedicar algo de su tiempo y de su vida para aprender a vivir como ciudadanía, para ejercitar el derecho a participar en los asuntos públicos y avanzar hacia una vida buena para todos, especialmente para las personas más vulnerables .¡Para todos el mayor de nuestro reconocimiento!

Valoramos considerablemente el esfuerzo que están realizando para crear espacios de encuentro, entendimiento y solidaridad entre los ciudadanos, que padecen las mismas dificultades y comparten los mismos sueños de vida digna. Por tal motivo, reiteramos nuestras palabras de felicitaciones y les invitamos a seguir luchando, organizadamente, por esos sueños que tanto anhelamos. Reciban nuestra mayor admiración por el trabajo realizado.

¡Que tengamos todos Feliz Navidad!




Estelin Kristen, Coordinador Institucional de la Fundación Incide

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