LA COMUNIDAD QUE CAMBIÓ DE NOMBRE

Hace tiempo escuché una historia que yo considero no es verdadera; sin embargo me recordó una vieja fábula contada por un cuentista antiguo llamado Esopo.

Decía el fabulista Esopo que en una granja había cuatro bueyes muy unidos. Cundo el león los atacaba se unían en forma de cruz y el león no podía de ningún modo saltar sobre ellos. Hasta que un día al león se le ocurrió dividirlos y enemistarlos contándoles chismes y falsas promesas. Cundo lo consiguió fue devorándolos uno a uno.

La historia que me contaron es muy parecida... Sucedió en una comunidad de Venezuela que era muy unida. Allí vivían doscientas familias: 50 de ellas trabajaban en la agricultura; otras 50 trabajaban en la pesca; 50 familias se dedicaban a la artesanía y otras 50 se dedicaban a diversas labores: construcción, mecánica, plomería, electricidad, comercio, educación.

Era una comunidad tan unida, tan unida, que en toda la comarca la conocían como la comunidad de la UNION.

Y de verdad era así. Todas las semanas se reunían por grupos de cincuenta familias; cada mes hacían una asamblea comunitaria, presidida por su propio Consejo, elegido anualmente de manera democrática. Vivían unidos y felices.

Políticos de diferentes partidos nunca pudieron dividir a la comunidad por más intentos que hicieron... Hasta que un día, reunidos los políticos, llegaron a una conclusión: "en la comunidad de la Unión, ninguno de nosotros tiene partido; todas las familias tienen un alto sentido de pertenencia a su comunidad y nadie se inscribe en partido alguno. Vamos a tratar de dividirla y repartirnos las familias”.

Se pusieron de acuerdo para comprar la conciencia de la gente con mentiras que parecían verdades y con muchas promesas...

"Les daremos motores fuera de borda a los pescadores si pintan sus casas de blanco ", decían los políticos de la tolda blanca.

"Tractores para labrar la tierra a las familias campesinas" gritaban los políticos de la tolda azul, "si pintan las fachadas de sus casas de color azul".

"Créditos para las familias artesanas", prometían los políticos de color rojo, "para quienes pinten sus casas de color rojo”.

A las 50 familias que trabajaban en labores diversas, los políticos de color naranja les ofrecieron contratos, puestos, a condición de que pintaran sus casas color naranja...

y comenzó la campaña de división de la comunidad: visita casa por casa, ofertas en reuniones de grupos de familias, murales de colores, pasquines en las esquinas, chismes en las calles ...

Las reuniones semanales de los grupos de las 50 familias se convirtieron en reuniones de los rojos, naranjas, blancos y azules. Las Asambleas mensuales fueron eliminadas.

Poco a poco las fachadas de las casas fueron cambiando el color de la Unión, por el color de los partidos: blanco, rojo, azul y naranja.

Estos colores llamaron tanto la atención que la gente de la comarca comenzó a llamar a la antigua Comunidad de la UNION, la comunidad de los Cuatro Colores.
Como ven, ésta no es una historia verdadera. ¿O sí?

Abilio López.

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