La tierra tiene defensa y defensores

El segundo esfuerzo de la colección "moliendo caña" fue este texto "defendiendo la Tierra". Se trata de un poco más de treinta páginas dedicadas a un tema de trascendental importancia dentro del trabajo de la Vicaría "Derecho y Justicia", dado lo capital del problema Tierra en el Estado. Es el fruto de la preocupación ante el desconocimiento de los Derechos, de los sentimientos de rabia y solidaridad para con los afectados y es el producto de un gran esfuerzo de capacitación de todo el equipo interdisciplinario que produjo, desde la práctica, el texto. Esa práctica, hecha desde las Delegaciones u oficinas de Derechos humanos, las clínicas jurídicas colectivas y los asesoramientos, ha desenmascarado la lejanía de realización de la Ley de Reforma Agraria entre el campesinado del Estado Sucre. Con la práctica inserta se buscó abrir caminos de esperanza; con la clarificación de las posibilidades legales y organizativas se buscó proponer estrategias de defensa del Derecho a la Tierra.
Recentrar la discusión sobre la Tierra en el lugar preciso - es un derecho - y ubicarla en el contexto del Estado - es una necesidad - provocó reacciones favorables entre la gente sencilla. El conocimiento de las posibilidades legales suscitó algunos modos de organización puntuales. El despojo y atropello del campesinado provocó en el Estado la reacción solidaria de la gente. Marchas, denuncias y su seguimiento, pronunciamientos públicos brotaron del corazón de la gente. Este libro recoge y es testigo de esas acciones. Si bien es cierto que no ha habido todavía el surgimiento de una conciencia colectiva extendida de Defensa, sí es cierto que del texto, su reflexión y puesta en práctica han surgido semillas concretas de organización y defensa.
El estudio hecho en el texto sobre el Instituto Agrario Nacional; las posibilidades organizativas que emergen de los sindicatos campesinos; las funciones de las cooperativas agrícolas y asociaciones de vecinos, reubican - adelantándose a la actual discusión - el núcleo del poder en su sujeto originario: el Pueblo, la localidad, el Municipio. Esto insinúa una veta de investigación interesantísima: El origen, conformación y fisonomía de las instancias de poder local emergidas en la América española, y la significación practicada y dada a esas instituciones coloniales por el pueblo.
La clarificación hecha al final del texto sobre el papel del Procurador agrario puede ampliar los horizontes conocidos y practicados por el campesino, y coadyuvar en la disipación de la conciencia de indefensión, tan típica en estos asuntos.
El último de los capítulos, quizá el más útil de todos, ofrece posibilidades concretas de subsistencia al arrojar luz sobre las diferencias entre Ejidos municipales y tierras del IAN, y brindando las alternativas legales de habitación o usufructo de las tierras ante el Alcalde.
El texto - finalmente - a pesar de estar escrito en lenguaje muy sencillo, no ha tenido en la mira como potenciales lectores al campesinado. Nuestra experiencia es que la lectura no emerge como necesidad primera en ese sector. Pero sí se pensó en los educadores populares y promotores de Derechos humanos como facilitadores de los procesos de concientización y acción.

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